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La casa de la independencia

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Es el símbolo vivo del coraje, la unidad y la inteligencia de un pueblo que eligió ser libre

¿Por qué la llamamos “Casa de la Independencia”?

En pleno corazón de Asunción, al borde de un angosto callejón de piedra, se erige una antigua casona colonial que fue testigo silencioso del nacimiento de nuestra libertad: la Casa de la Independencia.

Esta vivienda pertenecía en condominio a los hermanos Martínez Sáenz, miembros de una familia influyente de la época. En apariencia, era una residencia más de la capital, pero sus paredes albergaron encuentros que cambiarían el destino de toda una nación.

El Capitán Pedro Juan Caballero, uno de los líderes de la independencia paraguaya, solía hospedarse en esta casa cuando llegaba desde su pueblo natal, Tobatí. Era primo de los propietarios y encontraba allí no solo hospitalidad, sino también la complicidad necesaria para la organización secreta que estaba en marcha.

Desde el frente, cruzando la calle, llegaba con frecuencia Doña Juana María de Lara, mujer devota y patriota, mayordoma de la Catedral y del templo Santo Domingo. Su sobrino, el prócer Vicente Ignacio Iturbe, también frecuentaba la casa como huésped habitual.

El Capitán Juan Bautista Rivarola, residente de Barrero Grande (hoy Eusebio Ayala), también buscaba albergue en la capital en la casa de su suegra, vecina del solar. Otro visitante habitual era Fulgencio Yegros, quien además cortejaba a Facunda Micaela Speratti, cuñada de Pedro Pablo Martínez Sáenz. Esta historia de amor terminó en boda, seis meses después de la independencia.

La casa también fue escenario de otro romance: el Teniente Mariano Recalde enamoraba a Virginia Marín, cuñada de Sebastián Antonio Martínez Sáenz, con quien se casó en marzo de 1813.

Pero más allá del amor, esta casona era el lugar perfecto para las conspiraciones: un espacio discreto, familiar, cómodo y, sobre todo, estratégicamente ubicado. Fue allí donde los principales patriotas decidieron reunirse y planificar el golpe libertador que pondría fin al dominio español.

La noche del 14 de mayo de 1811, Pedro Juan Caballero y los demás líderes salieron por el callejón contiguo —hoy conocido como Callejón Histórico— y marcharon hacia la casa del gobernador Bernardo de Velazco y Huidobro. Tomaron los cuarteles sin derramar sangre, y en la madrugada del 15, Velazco cedió el poder.

Así, en esta casa nació la República del Paraguay.

Hoy la llamamos “Casa de la Independencia” porque fue la cuna de nuestra emancipación. Allí se gestó, se planificó y se ejecutó el primer acto concreto de soberanía nacional. A diferencia de otras independencias en América, la del Paraguay fue llevada a cabo íntegramente por paraguayos y sin violencia.

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